Las posibilidades de
un Ser Especial
Texto escrito por la Lic. Elsa Scagliarini, Socia Fundadora (1938-2019)
Como profesional en la atención de niños, jóvenes y adolescentes con discapacidad, siento la necesidad de reflexionar sobre el hecho de tener un hijo con discapacidad, reflexión que va más allá de los distintos sentimientos que ellos despiertan, y pensar en este caso sobre la necesidad de poder encontrar para ellos el lugar adecuado en donde puedan desarrollar sus potencialidades como seres humanos únicos e irrepetibles.

¿Por qué pensar que ser distinto es algo negativo? Me pregunto además: ¿Distinto a quién?

¿Es que hay alguien que nos marca cómo debemos ser? Por qué hablamos de que la sociedad los margina y nos preguntamos si el hecho de no aceptarlos como son y de pretender que se parezcan a los demás no es también desde nosotros mismos una forma de marginación? Por qué pensar que deben tener las mismas posibilidades que los demás, que deben seguir teniendo las mismas pautas, tener los mismos valores, llegar a los mismos lugares…?
Entonces vuelvo a preguntarme ¿Quiénes son los demás? Es que sólo los demás, los normales son aceptables? ¿Es que sólo vivimos y hacemos lo que esos demás hacen y logramos lo que ellos pueden lograr?

Es necesario ser cuidadosos, en los juicios de valor que emitimos, decir que…”el hecho de que un niño vaya a una Escuela Especial implica que nunca más va a salir de allí, que nunca va a tener las posibilidades que los demás tienen…”me resuena como que hay muy poco conocimiento de lo que es una escuela especial, a qué se dedica y cómo se trabaja en ella y lo más grave es que también parece desconocerse “qué es una persona con discapacidad“, qué es lo que necesita y como podemos ayudarlo a desenvolver sus propias posibilidades sin intentar ponerlos a competir en una sociedad que ya de por sí es competitiva y devoradora de “seres humanos”.

Es cierto que hay distintos niveles de dificultades. Es por ello por lo que existen distintos tipos de instituciones. No es lo mismo una persona con trastorno de aprendizaje por motivos familiares o emocionales, que una persona con Síndrome de Down y déficit intelectual agregado, o una persona con lesión cerebral. Las patologías son distintas, los establecimientos también, pero lo importante, lo valioso y lo humano es pensar que cada uno tenemos un lugar para ocupar en este mundo y que no tiene que ser precisamente el mismo lugar que otros ocupan, cada uno tiene el suyo, lo importante, lo valioso y lo humano es, entonces, poder respetar las individualidades, y nos toca a nosotros, profesionales y docentes especiales, seguir trabajando duro para ayudarlos a crecer con amor y dignidad, dejando de lado la omnipotencia que muchas veces nos hace creer que somos dueños de la verdad y del saber.

El docente especial que se dedica a la enseñanza de la persona con discapacidad, necesita cualidades especiales que aseguren el ejercicio de esa dura tarea educacional.

Es necesario una flexible capacidad para adaptarse a un medio de experiencias humanas variables, crear y desplegar motivaciones que hagan accesibles los conocimientos que desean lograr obtener. El conocimiento psicológico de los distintos rasgos de la personalidad ayudarán al docente a reconocer su actividad en relación a sus alumnos, y le facilitarán recursos de cierto control para eludir los riesgos de actitudes de rechazo o de sobreprotección que pueden surgir en el devenir de su trabajo diario.

Ser docente especial implica una adaptación incesante y si bien estos no son idénticos en cada caso, la vocación de servicio y sobre todo su compromiso profesional y afectivo, logran muchas veces salvar las dificultades que a diario se les presentan, y si no lo logran, vuelven a intentar una y otra vez. Porque llegamos a la conclusión de que trabajamos con seres humanos a los que les falta la “capacidad” de mentir, de lastimar, de ser egoístas o de ocultar sus sentimientos, seres que se encuentran inmersos en una sociedad a la que le falta la CAPACIDAD de amar, de ser sincera y menos cruel.
Mucho tenemos que aprender de nuestros niños, jóvenes y adultos con discapacidad.
El mensaje está, sólo nos falta entenderlo.
Y esto es lo que un verdadero docente especial no debe olvidar.
Lic. Elsa Scagliarini
Psicóloga